Tratamiento de infecciones del oído: guía práctica para pacientes

Las infecciones del oído son una causa común de consulta médica en todas las edades; pueden provocar dolor, pérdida temporal de audición y fiebre, especialmente en niños. Entender las causas, las opciones de tratamiento y cuándo buscar atención puede ayudar a aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. Esta guía explica de forma clara y práctica cómo se abordan las infecciones del oído en entornos de atención primaria y hospitalaria.

Tratamiento de infecciones del oído: guía práctica para pacientes

Este artículo es solo para fines informativos y no debe considerarse asesoramiento médico. Consulte a un profesional de la salud calificado para obtener orientación y tratamiento personalizados.

¿Cuándo consultar a un médico?

Si aparece dolor intenso de oído, fiebre alta, secreción purulenta o pérdida notable de audición, es importante consultar a un médico. Los bebés y los niños pequeños pueden mostrar irritabilidad, dificultad para dormir o tirones de la zona del oído; en estos casos la evaluación por un profesional de la salud es prioritaria. Además, si los síntomas no mejoran tras 48–72 horas de tratamiento sintomático, o si existen factores de riesgo como diabetes o inmunodeficiencias, la valoración médica es necesaria.

¿Qué ocurre en el oído durante una infección?

Una infección del oído medio (otitis media) se produce cuando se acumula líquido detrás del tímpano y las bacterias o virus provocan inflamación. Esto puede generar presión, dolor y pérdida auditiva temporal. En la otitis externa (oído externo) la infección afecta el conducto auditivo, frecuentemente tras exposición a agua u otras lesiones. La exploración por otoscopia permite diferenciar tipos y decidir el tratamiento adecuado, evitando la progresión a complicaciones como mastoiditis.

Opciones de tratamiento médico habituales

El tratamiento depende del tipo y la gravedad. Para muchas otitis medias en niños y adultos jóvenes se recomienda control y tratamiento sintomático con analgésicos y antipiréticos; en casos claros de infección bacteriana se prescriben antibióticos según protocolos clínicos. En la otitis externa, los tratamientos tópicos con antibióticos y antiinflamatorios son habituales. En infecciones recurrentes o con derrame persistente se valoran intervenciones como la colocación de tubos de timpanostomía en un entorno quirúrgico controlado.

Atención sanitaria y cuidados en casa

Además del tratamiento indicado por el médico, los cuidados en casa ayudan a la recuperación: mantener al paciente hidratado, aplicar analgésicos según indicación y evitar la entrada de agua en el oído afectado hasta su resolución. Para niños, seguir el calendario de vacunas y evitar el humo de tabaco reduce el riesgo de infecciones recurrentes. Es útil conocer los servicios locales de atención pediátrica y otorrinolaringología para seguimientos y consultas rápidas cuando sea necesario.

¿Cuándo es necesaria la atención hospitalaria?

La hospitalización es poco frecuente, pero puede ser necesaria si se desarrollan complicaciones como mastoiditis, absceso o signos de infección generalizada, o cuando el paciente tiene condiciones médicas que aumentan el riesgo de una progresión grave. En el hospital se realizan estudios complementarios, control del dolor, y tratamientos intravenosos si corresponde. Los protocolos hospitalarios incluyen coordinación entre pediatría, otorrinolaringología y, en casos complejos, servicios de imagen y microbiología.

Conclusión

Las infecciones del oído abarcan desde molestias leves hasta situaciones que requieren intervención médica especializada. La evaluación temprana por un profesional de la salud, el uso adecuado de analgésicos y antibióticos cuando estén indicados, y los cuidados adecuados en casa son fundamentales para una recuperación eficaz. Conocer los signos de alarma y los recursos de atención sanitaria en su área ayuda a actuar de forma oportuna y reducir el riesgo de complicaciones.